COLABORADORES: Sebastián González, David Hernando, Bárbara Ortiz
HUTSUNE-AMA
Al elegir el nombre Hutsune-ama para este proyecto queríamos rendir un doble homenaje: a la cocina y al espacio. Las grandes generaciones de cocineros que el País Vasco ha dado a lo largo de la historia y su constancia en la transmisión del legado culinario tienen un único origen, una fuente primigenia: ama, la madre, vértice superior de la sociedad matriarcal vasca. El edificio intentará ser un homenaje silencioso a esta presencia inmanente. De igual modo podemos pensar que las grandes generaciones de creadores de espacio que el País Vasco ha dado, desde sus orígenes en la estatuaria megalítica hasta el formidable siglo XX, tiene también un único origen, hutsune: hueco, lugar primigenio. De ahí el homenaje al vacío. El edificio intentará ser un homenaje sincero a esta ausencia inmanente.
La gran piedra-estela proyectada -“Hutsune-Ama”- contiene en su interior un vacío que ordena. Se trata de un gran espacio central abierto por el que se cuela el suave paisaje de los montes vascos, que todo lo impregna. Las distintas áreas se organizan en su entorno y se corresponden con los espacios de la Facultad de Ciencias, el Centro de investigación e innovación en ciencias gastronómicas, y el área de cocina y restaurante que ambos comparten, auténtico lugar de trabajo y encuentro. Estas áreas están dispuestas en paralelo y distribuidas en cajas acristaladas alrededor del vacío central; en el lugar más elevado del edificio se sitúan la gran cocina y un restaurante con vistas al paisaje.
El principio de transparencia gobierna el espacio, el sistema educativo y el proceso de investigación. La mejor forma de aprender es ver cómo se hacen las cosas, todas. Por eso se propone una universidad y un centro de investigación en el que todas las actividades que se desarrollan están a la vista.